sábado, 16 de febrero de 2008


Ya no sé quien soy. Lo advierto porque creo que puede ser significativo que un icono como yo haya ido diluyéndose hasta convertirse en recuerdo; no estoy hablando de mi invisibilidad pública, de los espectadores que no tengo, de los besos que imagino tener, o de los leones que no me rugen, ni me muerden. Hablo de mí mismo, como persona, como ser humano. Siento una indefinición tan absoluta, que se va pareciendo al hastío, tan extrema que puede que incluso esté llena de certezas. Pensando, pensando, ya no estoy de acuerdo con nada ni con nadie, me desespero con facilidad, a todos odio y de todos desconfío. Y después de mucho esfuerzo por intentar comprender, por intentar participar, por integrarme, por luchar,por decantarme, por sonreir, por reflexionar, opinar, comprender, recordar, sólo me queda una sensación de fracaso, de hundimiento y de muchísimo cansancio, un cansancio físico, que agarrota, que paraliza las piernas y acongoja el esternón hasta el punto de parecerme mi carromato una isla de refugio, un escondite, donde nadie va a ir a buscarme, donde nadie me espera, ni siquiera yo mismo.
Básicamente, estoy harto: harto de este país, de las elecciones, del cine español, de los integrantes del cine español, de lo que dicen en público, de lo que se callan, de cómo se comportan en privado, de las críticas al cine español, de la demonización del cine español,de la verborrea, de la izquierda de este país, de la derecha de este país, de la izquierda, de la derecha, del centro, de las críticas, de los elogios, del arte contemporáneo, de la tomadura de pelo, de la chapuza, de las declaraciones, de los tertulianos, de los debates, de oir a todo el mundo y parecerme que todos tienen razón y ninguno la tiene, de las certezas, de los que te arreglan la vida, de la doble moral, de las autonomías, de las juntas, de los portavoces, de los agregados culturales, de los blogs, de las corrientes de opinión, de la venta diaria del fin del mundo, cada uno del color que lo prefiera, del sensacionalismo, de la mentira, de la verdad, del dinero, del fracaso de no ser millonario y haber educado como una diosa a "para mí siempre Vanessa" en Boston para acabar en un polígono, de Chispi, de lo políticamente correcto, de los gurús, de lo falso, de lo auténtico, del buen rollo (¡Dios, sobre todo del buen rollo!),de Dios, del Islam, de los obispos, de los progres, de los exhibicionistas, de las fieras, del feminismo, del machismo, de ir a favor, de las corrientes, de ir a favor de corriente, pero también de ir a la contra, de los nacionalismos, de la palurdez, de la estupidez, de los ángeles, de la moda, de un periódico, del otro, del de más allá, de la paz, de la guerra, de las discusiones, de los servicios técnicos, de la atención al cliente, de la confusión, de la claridad, de los bancos, de la incompetencia, de las presentaciones de libros, de la estupidez, de la demagogia, del ruido, de la juventud, de la educación para la ciudadanía y la educación al inmigrante, y la educación vial y la educación para la memoria y la educación sexual y la falta de educación, de poder seguir enumerando infinitamente, y también de poder parar en cualquier momento, de mí, del circo, del fracaso, de la imbecilidad, de la Dictadura, de la Guerra Civil, de la transición, de Franco, de Bárbara Rey, de Ana Rosa Quintana (aunque me pone un poco), de mi muerte, de mi vida, de mi circo, literal y figurado, de todo, de la contradicción de todo, de todo, etc, de los etc, del cansancio, del hartazgo, de mi pasividad, de mi no saber, de mi isla, de la contradicción, cansado de mí...
Ha quedado simpático el post. Lamento profundamente mi queja, mi amargura,a lo mejor mañana descubro una flor, pero hoy...uf, hoy... Claro que, pensándolo mejor, soy Angel Cristo. Estoy en un carromato, con una tarde eterna por delante y que será corta en comparación a la noche, tengo mallas de leopardo que huelen a humedad, estoy en las afueras de Ciudad Rodrigo, no follo, la gente no me aplaude, soy una sombra alcohólica y perenne, soy un domador que ha dejado de domar, soy un perdedor sin el carisma suficiente para ser un perdedor. Estoy contrahecho. ¡Angel Cristo!... ¡¿Qué coño esperábais!?.